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Los fisioterapeutas a veces nos encontramos en consulta con pacientes que sienten dolor, y su causa no es necesariamente de origen físico, es decir, no se encuentra exclusivamente en el tejido musculo-esquelético.
Así, la ansiedad y el estrés, por ejemplo, pueden manifestarse como tensión muscular, especialmente en cuello y hombros, causando dolores de cabeza y contracturas musculares.
La depresión y la apatía suele acompañarse de una actitud postural encorvada hacia delante que puede favorecer la aparición de molestias musculares en cuello y la zona dorsal.
Por lo tanto, ante un dolor muscular, fascial y/o articular persistente, que no mejora con nuestro tratamiento fisioterápico, podemos sospechar de un dolor somático, siendo oportuno derivar al paciente a otro profesional de la salud.
¿Qué es somatizar?
Somatizar es un proceso psicológico en el que las emociones no gestionadas, el estrés y los conflictos emocionales internos sin resolver, se manifiestan a través de síntomas físicos. En pocas palabras, somatizar significa transformar inconscientemente el malestar emocional en síntomas físicos.
Pero ¿A qué nos referimos al usar el término malestar emocional? Un malestar emocional es una sensación subjetiva, que nos produce un desequilibrio de nuestro bienestar.
Las causas que pueden provocar un malestar emocional son amplias y variables, ya que, al tratarse de una vivencia subjetiva, cada persona puede reaccionar de una manera diferente ante una situación similar en base al su experiencia en el pasado.
Así, una mudanza, una pérdida de un ser querido, conflictos familiares y/o de pareja, un cambio de trabajo, preocupaciones… son solo algunos ejemplos de situaciones que pueden provocar un malestar emocional.
Cuando un malestar emocional no es canalizado, puede manifestarse en forma de tristeza, apatía, dificultad para concentrarse, insomnio, problemas digestivos, dificultad para respirar, erupciones cutáneas, palpitaciones… y DOLOR.
¿Cómo saber si es un dolor físico o somatizado?
Diferenciar un síntoma físico real de un síntoma consecuencia de una somatización en muy complicado ya que ambos se presentan de la misma forma. Solo en algunas ocasiones podemos diferenciarlos, como por ejemplo, al realizar una prueba médica en la cual se puede corroborar si existe una patología en alguna estructura determinada del cuerpo. Otras veces podemos observar si el síntoma en cuestión se agudiza o mejora antes cambios emocionales, en ese caso lo más probable es que se trate de un síntoma somatizado, ya que el síntoma físico no varía ante esos cambios.
Pero tanto si se trata de un síntoma de origen físico como somatizado, es un SÍNTOMA REAL, el paciente no se está inventando, y ante el cual hay que hacer un abordaje terapéutico y tratarlo.
La somatización requiere de una terapia psicológica que ayude a identificar y transformar los pensamientos y/o comportamientos que generan dichos síntomas por parte de un profesional de la salud mental. Conjuntamente, se puede practicar alguna técnica de relajación que ayude a reducir la tensión muscular y emocional.
Si crees que puedes estar sufriendo algún dolor de origen somático busca ayuda porque…
